Desde luego si una palabra define el show de los Harlem Globetrotters, es esa, ridículo. Inexplicablemente, ese grupo de artistas circenses (no jugadores de baloncesto), van llenando pabellones por todo el mundo para mostrarnos un espectáculo absolutamente aburrido, sin gracia, incluso a veces alcanzando la vergüenza ajena y además carísimo.
Presionado por la reina de la casa y pensando que tal vez le gustaría a mi hijo de entonces 7 años, accedí a ir a ver este show en el Olímpic de Badalona, pagando 32 € por entrada en una zona media alta y con casi la seguridad de que no iba a gustarme. Antes de empezar el espectáculo me dije: abre tu mente, intenta disfrutar, a poco que hagan algo chulo relacionado con el basket, seguro que te gustará, etc.
Pues el espectáculo empieza con unos niños del público saliendo a la pista para jugar a las sillas musicales, lo que duró aproximadamente 15 minutos y la cosa ya empezaba a tener mala pinta. Pagar lo que se pagó para ver a unos niños jugado a las sillas musicales no era la idea.
Mientras esto ocurría, algunos integrantes de los Harlem Globetrotters lanzando desde el medio del campo sin meter ni una. Ya sé que es difícil meterla desde ahí, pero no habría estado mal encestar alguna.
Luego llega la presentación de los equipos, otros 15 minutos para presentar por todo lo alto a artistas que nadie conoce, bastante fuera de lugar. No eran ni Lebron, ni Kobe, ni Curry precisamente.
Por fin el partido, que fue lo mejor sin lugar a dudas pero que básicamente consistió en jugadores botando el balón tirándose al suelo y una sucesión de alley oops y canastas de 4 puntos (había pintada una línea para ello a unos 10 metros de la canasta). A los 5 minutos ya estaba todo visto, se repetían los alley oops, los botes desde el suelo, etc., y se hacía aburrido y repetitivo.
Cada cierto tiempo el partido se paraba para que los jugadores hiciesen algún tipo de broma que eran realmente bochornosas, como tirar agua, bajar los pantalones al árbitro, sacar a alguien del público a bailar, no dejar lanzar un tiro libre diciendo siempre una chorrada sin gracia o sacar a un niño pequeño para que meta una canasta y tras 10 minutos lo aúpen para que lo consiga.
Todas las bromas eran hechas en un castellano que en ocasiones era difícil de entender y se notaba que era una especie de playback donde el que hablaba era una persona diferente de la que actuaba.
Al final lo malos malísimos hicieron trampas y estropearon el marcador, pero los Globetrotters, en una épica remontada consiguieron vencer el partido contra todo pronóstico.
En resumen, 2 horas y 100 € perdidos. Uno lee opiniones positivas por ahí y no sé si es que a esta gente no le gusta el baloncesto, si es que yo soy un intransigente gruñón incapaz de meterme en su piel o si simplemente tras pagar un pastón, te da vergüenza decir que que lo que has visto es un espectáculo infumable.
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